Profesionales de la psicología definen la resiliencia como la capacidad de mantener o recuperar la salud mental a pesar de experimentar traumas, tragedias, amenazas o fuentes significativas de estrés; o como una adaptación positiva (Wald, Taylor y Asmundson, 2006) No solamente implica la recuperación de experiencias difíciles, sino que también puede conducir al crecimiento personal. «Más de cincuenta años de investigación han demostrado de forma concluyente que la resiliencia es la clave del éxito laboral y de la satisfacción vital» (Reivich, Schate; 2002).

El personal investigador de la Universidad de Pensilvania (EE.UU.) ofrece la siguiente definición de resiliencia: «La resiliencia es la capacidad de superar momentos difíciles. Sin embargo, la resiliencia es también nuestra capacidad de crecer gracias a los retos que afrontamos».

Lo que distingue a las personas resilientes de las demás es que no perciben las dificultades como amenazas, sino como retos. Tienen una mentalidad de crecimiento y creen que pueden aprender y crecer de cualquier cosa. Estas personas aceptan los retos y los superan en lugar de rehuirlos. Desarrollar la resiliencia es prevenir el estrés y los problemas de salud mental y física.

Por lo tanto, en medio de los desafíos de la pandemia de COVID-19, las entidades socias del proyecto COPE (Happiness Academy, Bulgaria; Einurd, Islandia; Consultoría de Innovación Social, España) se han unido para contribuir a la creación de resiliencia y habilidades de afrontamiento entre las personas adultas.

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