Adicciones – consumo de azúcar

Cada vez hay más pruebas que sugieren una estrecha relación entre la dieta y el estado de ánimo.

Un concepto que ha recibido una atención creciente en los últimos 10 años es la noción de adicción a la comida. Históricamente, el término adicción se reservaba para el abuso de drogas y englobaba la pérdida de control sobre el consumo, el aumento de la motivación para consumir y la persistencia del consumo a pesar de las consecuencias negativas. En la actualidad, el término se utiliza de forma más amplia para describir también las adicciones conductuales, también conocidas como «rutinas que se llevan a cabo habitualmente para obtener una recompensa a pesar (de nuevo) de las aparentes consecuencias negativas». Se propone que las personas que desarrollan una adicción a la comida presenten síntomas análogos a los de la adicción a las drogas, incluyendo antojos de «alimentos problemáticos», tolerancia (necesidad de más comida para satisfacer los antojos), control limitado de la ingesta de alimentos, intentos infructuosos de reducir la ingesta.

Gran parte de las investigaciones sobre las propiedades adictivas de los alimentos se centran en el azúcar, lo que contribuye a la idea de que la adicción al azúcar es la causa subyacente de la adicción a la comida.

A diferencia de muchos otros trastornos por consumo de sustancias o compulsiones conductuales, la adicción al azúcar suele ser fácil de detectar. Los signos más claros de la adicción al azúcar implican el consumo de grandes cantidades de alimentos o bebidas cargadas de azúcar. El individuo puede comer constantemente, comer para combatir el aburrimiento y volverse hiperactivo y colapsar.

En 2016, se descubrió que una dieta con una alta carga glucémica puede provocar un aumento de los síntomas de depresión y fatiga.

Una dieta con una alta carga glucémica incluye muchos carbohidratos refinados, como los que se encuentran en los refrescos, los pasteles, el pan blanco y las galletas. Las verduras, la fruta entera y los cereales integrales tienen una carga glucémica más baja.

Aunque una dieta saludable puede mejorar el estado de ánimo general, es esencial que las personas con depresión busquen atención médica.

Tarea diaria

Reducir el consumo de azúcar (de, por ejemplo, diez cucharadas al día -entre todas las bebidas- a seis).